Testimonio | Octubre 2013
César Sampaio (São Paulo, Brasil, 31 de marzo de 1968) es un futbolista retirado, que jugaba como centrocampista. Jugó 42 partidos con la camista de Brasil, anotando 6 goles. Jugó el Mundial de Francia de 1998, la Copa FIFA Confederaciones 1997 y la Copa América 1997
Era un sueño jugar en Europa, en el fondo no me lo esperaba, porque tengo 32 años y todos saben que los jugadores que vienen de Sudamérica a Europa son menores de 28. Creo que fue un regalo de Dios para mi vida y tengo muchas ilusiones de conseguir conquistar todo lo que conseguí en Brasil. Sobre todo jugando al fútbol y también darme cuenta que Dios estuvo en mi vida en todo ese tiempo que estuve participando en las competiciones en Brasil e internacionalmente también.
Como todos los brasileños ya nací creyendo que el fútbol era lo máximo que la vida me podría proporcionar, entonces empecé a jugar en las calles, normalmente en Brasil, después fui a Santos en las categorías inferiores y allí fué donde tuve la oportunidad de en cuatro años ya estar inscrito como profesional y estar cumpliendo mis sueños. Pero todo aquello que yo creía que el fútbol me podía regalar tuvo un impacto muy grande en mi vida porque pensaba que el fútbol era lo máximo, que tener un buen coche, muchas mujeres, dinero, estar en la tele todos los días, pensaba que era lo mejor que la vida podía proporcionarme pero cuando estaba en mi mejor momento como profesional, viví una depresión muy grande, tenía problemas y el fútbol no conseguía darme la felicidad.
En ese momento oí hablar de un Dios que no conocía, de un Jesús que estaba muy preocupado con mi vida interior y que las cosas materiales por mejor que fuesen no tenían comparación con lo que Cristo me quería dar, entonces abrí mi corazón a Dios y hasta ahora puedo decir que sé que el fútbol va a acabar un día y que soy una persona famosa hoy y mañana tal vez no, pero Dios dependiendo qué haga y dependiendo donde esté, Dios está preocupado por mi felicidad y por mi paz y esto para mi hoy es lo más importante. También pensaba que Dios estaba muy lejos de mí, que tenía que hacer mucho esfuerzo, muchas promesas, como el camino de Santiago que muchos hacen, que tenía que encender velas, que tenía que hacer muchos sacrificios para que Dios me pudiese oír bien y la Biblia dice que Jesús es el único camino, la verdad y a la vida, y todos pueden saber que ese Dios no está muy lejos, que regaló a su Hijo para morir por nosotros en la cruz y para darnos esa felicidad interior, esa alegría incircunstancial, independientemente de lo que hagas. Si hay dinero, si no lo hay, es Jesús el que trabaja en tu interior, y tu puedes abrir tu corazón y experimentar un poco de algo totalmente diferente que sin duda va a llenar todo tu vacío.
Comparte este artículo: